«Sellado en una jarra»: Un youtuber se encerró en un bio-domo casero
Un poco más peligroso de lo que parece
Una de las cosas más complicadas sobre el cambio climático es, aunque parezca mentira, demostrarlo. Hemos hablado del exceso de dióxido de carbono y otros gases previamente, ¿pero de qué modo podemos visualizar dicho exceso cuando damos por hecho a un factor tan crítico como la calidad del aire? Bien, el youtuber Kurtis Baute decidió proceder de una forma muy particular y riesgosa: Encerrarse en una «jarra», un bio-domo casero, con el objetivo de evaluar el incremento de dióxido de carbono en el aire, el impacto en su cuerpo… y lo que podría pasar con la Tierra en el futuro.
Los niveles de CO2 abren una «nueva era» para el calentamiento global
Se ha dicho que 2015 fue uno de los años más optimistas para la lucha contra el cambio climático, sin embargo, los números nos recuerdan algo elemental: Si no encontramos la forma de sacar dióxido de carbono de la atmósfera, vamos a tener problemas. De acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial, el año pasado quedó atrás la barrera de las 400 partes de CO2 por millón, y aunque el aumento fue asociado a eventos naturales, se calcula que estos niveles seguirán durante generaciones, aún con cambios avanzados y acuerdos de cooperación.
Algas como fabricantes urbanas de oxígeno
Las grandes ciudades recurren al concepto de “espacio verde” para mantener cierto o con la naturaleza y oxigenar el entorno. Sin embargo, la gente del ecoLogicStudio presentó a su Urban Algae Canopy, un pabellón ecológico con cultivos de algas que pueden producir la misma cantidad diaria de oxígeno que un bosque de cuatro hectáreas.
NOTT-300, un compuesto que reduce las emisiones de CO2
Un equipo de científicos integrado por especialistas británicos y chinos han desarrollado un material poroso que es capaz de reducir las perjudiciales emisiones de dióxido de carbono (CO2) hasta en un noventa por ciento. El material, denominado NOTT-300, es un compuesto basado en nitrato de aluminio, materiales orgánicos y agua, cuyo costo de fabricación es relativamente bajo. El CO2 queda atrapado dentro de la estructura del nuevo material, que una vez saturado se puede almacenar en forma de bloques sólidos.